24 de agosto de 2009

Majo (de mi autoría)

Dos certeros disparos. Uno en cada pecho. Apoyó el hombro derecho contra el marco de la puerta y lentamente cayó de rodillas.
Frío intenso, cerró los ojos y nuevamente volvió a la niñez. Caminando de la mano de su padre, se dirigían al primer día de clase de su segundo grado. Mismo colegio pero distinto turno, el año anterior no había podido integrarse al grupo. Tenía sus propios juegos, divertidos desde su punto de vista, aunque fueran objeto de burla, juegos nunca aceptados por los demás. En los recreos la soledad siempre era su compañera. Charla mediante de sus padres con la psicóloga y la directora se había decidido el cambio –una nueva chance, una nueva oportunidad de tener amistad con alguien y de insertarse en un grupo con la aceptación de éste- había añadió la directora.
Su papá le dio un gran abrazo y un beso enorme.
-Te amo papá- le había dicho
-Yo también te amo y quiero que seas feliz- contestó su papá -Andá, dale, que se te hace tarde.
Tus nuevos compañeros te esperan.
Entonces comenzó a caminar hacia el patio del colegio y al darse vuelta vió que su papá aun miraba desde la puerta del cole, se besaba la palma de la mano izquierda y la soplaba, era un beso volador, él sonrió y empezó un nuevo año.
Estaba en posición de loto sobre la cama, miraba a través de la ventana de su cuarto, en sus manos un libro de contabilidad, materia en la que durante toda la secundaria se había destacado, incluso a nivel de representar a su colegio en alguna olimpiada de sabiduría sobre la materia donde había obtenido en dos oportunidades el primer puesto. Premio que le abriría puertas en un mañana profesional pero que en ese momento lo crucificaba ante la envidia y burla de sus compañeros, que siempre tuvo en contra, tanto en la primaria como en la secundaria.
Con mucho trabajo de psicólogo y por propio carácter aprendió a mirar las burlas desde otro lado. Sabía que una persona como él, con una capacidad de amar distinta a lo que dicta una doctrina machista en el orden moral, que rige o que la sociedad adopta en su mayoría, sería siempre muy duramente cuestionado, “Lo distinto” a los seres “normales” les da miedo, entonces hay que eliminarlo, recluyéndolo o masacrándolo. Siempre había sido un apasionado de la historia, por lo cual sabía que de haber vivido en la Alemania nazi, hubiera entrado a un horno identificado con un triangulo rosa, en la Europa del Renacimiento hubiera tenido una muerte horrenda quemado en la hoguera y ni imaginar si caía directamente en las manos de Torquemada.
Se vio mirarse apenas cumplidos los veinte delante de un espejo, su anatomía sexual no se correspondía con su identidad sexual, aprovecharía la beca que le otorgaban desde España en un área de la contabilidad. Tendría la posibilidad profesional y además la oportunidad de encontrarse con un cuerpo, que natura, por error no le había otorgado congénitamente. Si bien ya hacía un par de años había logrado independencia económica y vivía solo, había hablado con sus padres por respeto, por amor, explicándoles que Europa era algo bastante mas abierta, en temas como inserción social-laboral de personas del tercer sexo. Su madre había roto en llanto y se había encerrado en su cuarto, él tan solo había atinado a mirar a su padre –Papá, no sé, yo te amo, yo… su papá cortó el dialogo con un fuerte abrazo. Llegado el día del viaje, lo acompañó al aeropuerto y llegado el momento de la despedida le dijo las mismas palabras que en aquel primer día de clase-Yo también te amo y quiero que seas feliz.- Mientras subía por la escalera mecánica, se dio vuelta y su padre aún lo miraba, se besó la palma de la mano izquierda y soplando sobre ésta le envió un beso volador, él le correspondió con una sonrisa y así empezó una nueva vida.
Se vió unos años después en España. Profesionalmente el tema había marchado con cierto éxito, lo cual le permitió desde lo económico a través de cirugía dar forma a la anatomía con la que necesitaba encontrarse.
Tras la cirugía de reconstrucción genital con su nombre había hecho un enroque y se había auto-rebautizado como María José o Majo (como la llamaban sus amistades). Hermosa, simpática y audaz mujer de negocios. Había sabido ganarse con mucho esfuerzo (quizás porque siempre había sido todo así para ella), un puesto importante en la empresa en la cual trabajaba. Tal fue así que estaría a cargo de la nueva sucursal que se abriría en Albacete y serviría de sede o base de operaciones de distintas cuentas que tenían en la provincia. La apertura había sido otro gran reto en la vida de Majo ya que una nueva cuenta se atendería desde esa sucursal. Un importante emprendimiento de salud, el cual se asesoraría contable y legalmente.
Recordó que la primera reunión con el cliente había sido en tan solo cinco días, pero como a la nueva sede de la empresa aún le faltaban detalles para finalizar la construcción, se decidió realizar el primer encuentro en el salón de un hotel céntrico. Ricardo Santander era el medico que representaría la nueva cuenta de la cual ella se haría cargo.
El nombre le había resultado muy familiar, ¿pero de donde? ¿cliente anterior?...hasta que recordó que Ricardo Santander era jefe del equipo médico que le había practicado la cirugía feminizante en el rostro, como así también el que había firmado los informes médicos cuando fue necesario para presentar la documentación ante las autoridades españolas para el cambio de mención de sexo, o para obtener los documentos con su nuevo rol de género.
Se vió llegando a la reunión que se desarrolló con mucha cortesía de ambas partes, ella desde muy temprano se había hecho presente en el hotel para supervisar todos los detalles, para que mas allá de que todo resultara exitoso, el potencial cliente se sintiera cómodo, y realmente así había sido. A Santander y su equipo legal no les quedó dudas de nada de lo expuesto y se culminó la reunión, exitosa por cierto, descorchando un champagne para celebrar la firma de ambas partes.
Santander debía partir hacía Barcelona ya que tenía una intervención a la mañana siguiente en el Hospital Clinic, se despidió de ella muy cortésmente y quedó en reunirse en los próximos días para comenzar de lleno con la tarea.
Recordó haber recibido un mensaje en su celular, era Santander avisándole que estaba ya de retorno en Albacete y que si no tenía inconvenientes se podrían reunir horas mas tarde para almorzar en un restaurant céntrico, ella había contestado afirmativamente y confirmando la hora del encuentro.
Al llegar se había anunciado en la recepción del restaurant, era muy bonito, una antigua casa señorial, decorada con motivos neoclásicos y tonos pasteles.
El maître personalmente la había acompañado hasta la mesa ubicada en una terraza interior con jardín donde la esperaba Santander. Poniéndose de pie, como gesto de caballerosidad, la había recibido con una gran sonrisa, le había acomodado la silla. Se sentía halagada ante tales gestos poco habituales. Él le había pedido que para realmente sentirse cómodo se tutearan
-Ni doctor Santander, ni doctor, ni Santander tan solo Ricardo-
-ok, entonces por lo que a mi me toca, dime Majo-le había contestado
-Ok Majo
Vió nuevamente como ambos habían sonreído y recordó que se habían dado a la charla, ella por cortesía y quizás esperando una respuesta corta le preguntó cómo le había ido en Barcelona, pero él la sorprendió contándole con gran entusiasmo el motivo de su viaje. Le contó que junto a su equipo habían realizado una terapia pionera en una paciente a la que hacía un tiempo le había descubierto un tumor maligno en la mama izquierda, y que recuperaría su seno a partir de tejido de grasa de su propio cuerpo. Se trata de una técnica poco invasiva. La intervención quirúrgica dura unas dos horas había dicho y, desde el punto de vista estético, deja unas cicatrices muy pequeñas. Majo le había preguntado por que no se había implantado prótesis de materiales sintéticos como silicona, a lo que el había contestado que para algunas pacientes podía presentar complicaciones. En aquel entonces ella lo escuchaba atentamente, pero no se había atrevido a preguntarle si serviría para ella, ese tipo de cirugía. Era la última operación que habría de hacerse.
Ricardo hablaba y hablaba eufóricamente sin parar, de repente se había sonrojado, recordó que la había dicho,
-Perdón Majo me he dejado llevar por lo mío, me he olvidado de ti y quizás no te interese en lo más mínimo lo que estoy contando, hasta quizás te dé algo de asco… como me decía mi ex mujer.
-Al contrario me interesa mas de lo que tú crees, tengo una amiga con un tema similar y estaba pensando en ella- había mentido Majo.
Luego habían continuado la charla muy agradablemente, pero ya viendo los aspectos para los cuales se habían reunido. Recordó también que casi terminando el almuerzo, lo habían llamado a Ricardo por teléfono, y excusándose se aleja unos pocos metros hacia el jardín del restaurant para contestar. Al volver a la mesa, ya no tenía una serena expresión en el rostro, al contrario se lo veía bastante tenso –disculpa Majo es que me ha llamado mi abogado, por un tema personal, lamentablemente me tengo que ir en forma urgente, se que faltan unas firmas del contrato en lo que a nosotros nos relaciona, mira si tú no lo tomas a mal, la verdad me siento con cierta culpa por dejarte por esta prisa mía, te llamo hoy mismo por la tarde y arreglamos para concluir con esto.
-Sí Ricardo por favor, no te preocupes.-le había dicho
El la había besado en la mano y le había dicho-gracias por todo, eres una mujer bellísima, realmente me he sentido muy cómodo.
Lo recordaba todo velozmente. Se vió sonrojarse, mientras se animó a decirle en una frase con doble sentido.
-Gracias a ti.
-No sólo me refiero a mi trabajo en tu rostro, me refiero a que en esencia eres una mujer hermosa.
Ella se había quedado helada, jamás pensó que la reconocería.
-¿Pensabas que no me iba a acordar de ti?, jamás olvido un rostro, es mi trabajo…por la tarde te llamo.
Él se había ido y ella se había dejado caer suavemente en la silla mientras miraba por los grandes ventanales del restaurant cómo se alejaba Ricardo. Se había sonreído y en tanto guardaba los papeles de la reunión en su portafolio, se preguntaba en un susurro -¿Majo es la primera vez que te has… enamorado?-volvió a sentir lo mismo que aquella vez.
Parecía imposible pero los detalles más insignificantes tomaban vida otra vez. Ya en su casa, Majo repasó los papeles que faltaba la firma de Ricardo, los separó dentro de la misma carpeta, se preparó un café, navegó un rato en internet, dejándose llevar por la ola de la web sin destino fijo porque tampoco lo buscaba, su cabeza estaba en otro lado, la taza de café que se había preparado y dejado casi pegado sobre la izquierda del teclado se enfriaba hasta que en un torpe movimiento, su mano golpeó la taza, estrellándose contra el piso, Majo reaccionó de un brinco alejándose de la mesa donde estaba su notebook ,-que idiota se dijo, fue hasta la cocina y volvió con un trapo para limpiar
-que idiota. Se repitió –Menos mal que no cayó nada sobre la notebook
Fregaba el piso y limpiaba el lateral de la mesa también chorreado por el café
–cabeza de novia dirían en… Argentina. Por un momento pensó lo dicho, sonrió, apagó su notebook y salió a correr un par de kilómetros, era mejor tratar de despejar la cabeza.
El sol se estaba ocultando, el color del cielo de Albacete era realmente hermoso ya que por efectos de los últimos rayos y gracias a algunas nubes en forma ondulada el cielo parecía violeta y naranja. Ella corría mientras de tanto en tanto admiraba el paisaje celestial, metió la mano en el bolsillo buscando el celular para chequear la hora, dándose cuenta de que no lo tenía, volvió algunos pasos atrás y recordó que al llegar a la casa luego del almuerzo con Ricardo no lo había sacado de la cartera, respiró aliviada.
Una vez en el departamento, había confirmado lo que había pensado, pero no había ninguna llamada perdida, había comenzado entonces a prepararse para una ducha y de repente como se fuera ahora lo esperado, aunque no fue un llamado sino (como lo había hecho la vez anterior) un mensaje de texto de Ricardo que se hizo presente.
Recordó perfectamente”Hola Majo, disculpa lo informal del msj, estoy en una reunión de la cual no puedo salir para llamarte, quisiera invitarte a cenar, entonces terminaríamos lo que empezamos al mediodía, a las 20hs te paso a buscar, no es necesario que me contestes, tu silencio lo tomo como un si…besos Ricardo”.
- Ok pensó ella, terminemos lo que comenzamos al mediodía.
La noche estaba encantadora aunque alguna pequeña nube cubría la luna y una suave brisa llevaba y traía aromas de los jardines vecinos. Terminaba de prepararse cuando había sonado el timbre. Se asomó por el balcón haciéndole una seña, el la esperó a un lado del coche apenas apoyándose sobre éste, en pocos minutos se abrió la puerta de entrada, y ella se dejó aparecer, vestido blanco bien ceñido al cuerpo, en ese preciso momento una brisa había despejado la luna iluminándola mágicamente, entonces ambos instintivamente la habían mirado y luego él, había dicho aquello-¡Que hermosa…!
-¿La luna o yo?-había contestado
-¿Qué luna? Había contestado él embobado. Ambos sonríen
-Estás preciosa. Añadió y le extendió la mano acompañándola hasta el auto.
Ella se había quejado-Me olvidé la carpeta, con los papeles.
-Deja hoy los papeles. No creo que sea noche para firmar contratos...si no te molesta quisiera relajarme y charlar un poco, he tenido un día muy duro.
-Fantástico ¿Dónde vamos?
-Al Callejón, me han dicho que es uno de los mejores restaurantes de aquí, son especialistas en comida manchega…
Ella tan solo había sonreído como gesto de aprobación.
Al llegar les habían dado mesa de inmediato en un gran salón decorado completamente con motivos taurinos, el ambiente era el indicado para la charla, poca gente, música muy suave y la luna que los seguía espiando por un gran ventanal, quizás celosa de Majo al verla tan bonita, o tal vez era parte del hechizo que hacía que esa noche fuera tan mágica para ambos. Volvió a sentirse allí.
Charlaron y charlaron toda la cena, el tema negocios ni había aparecido, ambos sabían muy bien que no podían ni querían ocultar la atracción que sentían hacia el otro, y que tan solo hizo falta verse un par de veces antes de esta cena para entender cuánto se deseaban. Ese juego previo de miradas, halagos y galantería, hacia lo amatorio, la hacía sentir a Majo tocando el cielo con las manos, primera vez que estaba siendo cortejada por un hombre, se sentía tan plena, tan mujer, la decisión había sido la correcta.
Al terminar de cenar, habían dejado el auto donde estaba estacionado y habían decidido caminar un rato llegando hasta una plaza cercana, él con ambas manos había tomado su rostro y no fueron necesarias más palabras. A Majo le parecía que todo se había detenido o por lo menos que era como en cámara lenta, su nariz rozó la de él y sus labios pudieron sentir por primera vez esa sensación indescriptible que provoca el primer beso. Todo alrededor no existía, tan solo los labios una y otra vez los labios, sensación de flotar plácidamente dentro de un sueño, escuchando una música que no es ejecutada por nadie tan solo por el corazón, se escucha el infinito, se siente el infinito…¿cómo explicarlo?. Por un instante sus labios se separaron, pero sus narices se seguían tocando, Majo con los ojos entreabiertos volvió a buscar los labios de él, fundiéndose en un segundo primer beso, que duró lo que dura un beso, es que ¿hay forma de medir en tiempo racional semejante sentir?, ¿podemos cronometrar las sensaciones cuando el mundo a nuestro lado parece inmóvil?…es eterno, quizás sea por eso, luego se dijo Majo es que el primer beso no se pueda olvidar.
Siente que vuelve a apoyar su cabeza sobre el pecho de Ricardo y se quedan largo rato así, luego se miraron, él con su dedo índice siguió la línea de sus labios, acaricia nuevamente su mejilla, la vuelve a besar con un beso corto…caminan silenciosamente hasta donde habían dejado el auto, el le abre la puerta y emprendieron la vuelta. Al llegar a la casa de Majo, Ricardo baja y la acompaña hasta la puerta.
-Sabés fue mi primer beso, le dice ella sonrojándose
-entonces, gracias por habérmelo regalado a mi…
Y un nuevo beso los despide.
Majo cierra la puerta y dice susurrando- sí, sí, terminamos a la noche lo que comenzamos al mediodía.
Se recordó a la mañana siguiente. Se sentía distinta, la vida le sonreía por primera vez, alguien quizás estaba en ese preciso momento pensando en ella como ella estaba pensando en ese otro, y eso la hacia sentir espléndida.
Emprendió la marcha hacia la oficina, pasó por el mercado de flores y compró algunas para su pequeño florero del escritorio, miraba asombrada todo: la mañana, el cielo, las montañas y todo le parecía tan bonito, hasta la oficina misma que por estar en construcción era todo un gran desorden. Hoy lo miraba todo desde otro lado.
Llegado el mediodía había recibió un llamado de Ricardo, habían charlado un rato y luego él le pidió que le enviara los papeles que faltaban firmar a su oficina ya que por la tarde tendría que viajar a Valencia por unos días a una conferencia, debido a esto quería dejar todo firmado.
-¿Cuándo vuelves? le había preguntado
-La semana próxima.
Vuelve a sentir la angustia de aquella vez
-Si, si, desde ya, igualmente te llamo en la semana, besos
-Besos para ti también.
La semana se hacía larga, tal cual lo prometido, Ricardo llamó un par veces, lo cual a Majo como primeriza en el amor la dejó algo más tranquila. Se hizo largo el tiempo aquella tarde de viernes salió a correr como era costumbre, pero al volver él la estaba esperando apoyado sobre su auto.
-Te extrañé
-Yo también.-había dicho
-Todavía no pasé por mi departamento, pero al pasar por tu casa no resistí la tentación de verte.
Ella lo había besado
-¿Quieres pasar?
-No Majo- le había contestado.-Si te parece, voy hasta mi departamento, necesito cambiarme de ropa, tomar una ducha, luego paso y salimos, aunque estoy algo cansado tengo muchas ganas de estar contigo.
-Mirá, tampoco ha sido una semana fácil para mí, con todo ese tema de la construcción en la oficina se hace difícil trabajar y con tanta gente yendo y viniendo para terminar cuanto antes, no tengo ganas de mucho bullicio ¿qué te parece si cenamos aquí en mi casa?
-Sí, sí perfecto, en un par de horas vuelvo.-le había dicho entusiasmado
-Te espero
Se besaron y se despidieron hasta dentro de un rato.
Majo se preparó y arregló un poco la casa, si bien el orden reinaba siempre en su hogar, hoy se esmeró un poquito más, o quizás le dio ciertos detalles para que el ambiente estuviera más acogedor, acorde a la situación, algo más de flores en los pequeños floreros que tenía en distintos lugares, algún sahumerio que encendería mas próxima a la hora del encuentro, apagó algunas luces y encendió otras algo más tenues, alguna que otra vela, música adecuada de relax…
–Guauu, excelente, muy prometedor. Volvió a exclamar en el recuerdo
Como siempre estaba muy bonita arreglada, con un estilo muy distinto al de la cena en el restaurant la semana anterior, pero muy muy sensual.
Recordó que había sentido en la puerta
-¿ya?..¿Y la comida? ¿Qué hago?-. Se había preguntado mientras bajaba a abrir.
- Hola de nuevo, hermosa, como siempre estás divina.
-Gracias doctor usted también.- Le dijo ella sonriendo
Y entonces volvió a oír todo el dialogo claramente
- Por nada licenciada, es la verdad.- Ambos rieron.
Mentira piadosa, Majo le dijo que estaba esperando que el llegara para decidir que cenar, dándole dos opciones, pasta o carne al horno.
-Pasta pero la preparo yo ¿qué pasta tienes?
-No Ricardo, ¿como vas a cocinar tú?, no…
-¿Por qué no? Soy tan buen cocinero como cirujano, ya veras… ¿qué pasta tienes?
-Ok, pero yo te ayudo con la salsa, ¿spaghetti? ¿te gusta?
-Hummm me encanta…
Mientras cocinaban destaparon una botella de vino, brindis por ambos, por haberse conocido, por descubrirse…por Albacete.
-Ricardo, necesito consultarte algo…
-Dime
-El otro día cuando me contabas, sobre este nuevo tipo de cirugía, yo pensé en mí, sabes que con la terapia hormonal jamás llegaré a tener un volumen mayor del que tengo, y yo quisiera…qué sé yo…por coquetería desde mi gusto personal , tampoco tamaño vedette(risas), tú me entiendes..
Ricardo la tenía de ambas manos mientras Majo hablaba, mirándola muy atentamente, luego bajo un poco la cabeza como que algo lo turbaba.
-¿Ricardo que pasa?
-…el otro día cuando estábamos en el restaurant ¿te acuerdas que recibí un llamado?
-Si, si
-Era mi abogado, para avisarme que me habían otorgado el divorcio.
-Ahhh…no entiendo ¿entonces?
- Hace unos tres años mi ex, se sometió a una extirpación de ambos pechos con fines preventivos, es lo que en medicina llamamos mastectomía bilateral profiláctica, tenía antecedentes familiares demostrando tener muchas posibilidades de contraer la enfermedad. Aceptó la cirugía y un colega mío la operó, generalmente los resultados en este tipo de intervenciones ayudan psicológicamente alejando la preocupación de contraer cáncer de mama y manteniendo una imagen positiva del cuerpo y casi no registrando ningún tipo de cambio en la vida sexual. Ella fue la excepción que confirmó la regla, si bien todos los estudios pre-quirúrgicos fueron buenos inclusive el psicológico, luego de la intervención su cabeza se disparó hacía otro lado…odia su cuerpo, nunca fue una mujer que disfrutara la sexualidad, al contrario cuando teníamos sexo te puedo asegurar no era placentero para ninguno de los dos…de poco placentero pasó a ser enfermo, para dejar de ser…Me perseguía, hasta en el consultorio se aparecía, haciendo menudos escándalos, sin importarle la presencia de pacientes, sin razón alguna…celándome con fantasmas de su imaginación ya que en cada paciente veía una potencial amante.
Entonces Majo fue comprendiendo porque estaba muriendo desde hacía pocos segundos, ambos disparos sonaron nuevamente en su memoria, no sin antes recordar que luego de la explicación de Ricardo lo besó apasionadamente tratando de contener todo el dolor en sus labios, labios que siempre van acompañados de suaves manos, acariciando tiernamente al rostro en un primer momento para transformarse lentamente en cataratas de caricias en todo el cuerpo…. Y así fue que Majo amó y fue amada apasionadamente en aquella noche por primera vez y por última también…ahora lo entiende para volver a escuchar muy dentro de ella nuevamente el eco de esos dos disparos…en su último aliento recordó haber despertado en su cama junto a Ricardo mientras en el equipo de música sonaba una suave melodía de Serrat, que a su vez servía de alarma despertador, se apresuró a levantarse, para apagar el equipo ya que el control remoto estaba lejos. Preparó el último desayuno que lo compartió con Ricardo en la cama…-Vamos a aprovechar el día juntos.- dijo él.
Fue todo tan rápido, al salir del departamento de Majo, estaba la ex de Ricardo apoyada en el coche de este.-Me avisó mi abogado que ya firmaste, yo vengo a certificar tu firma.-dijo ella.
Sacó el arma y disparó contra Majo para luego suicidarse.
Dos días luego del funeral de Majo, Ricardo acompañó al padre de ella hasta el aeropuerto, no sin antes pasar por el cementerio…parado a la distancia, miraba atentamente al padre de Majo que delante de la tumba de su hija se besaba la palma de la mano izquierda para luego soplarla, rompiendo en llanto. Ricardo se acercó lo tomó del hombro por unos instantes, para luego acompañarlo hasta el coche.
-¿La quisiste realmente? ¿Fue feliz? preguntó el papá de Majo
-Si señor, a pesar de que disfrutamos muy poco tiempo juntos, le puedo asegurar que esos momentos fueron muy plenos en felicidad y sinceros en afectos.
El avión partió puntual hacia Buenos aires, volviendo hacia Albacete Ricardo pasó por el departamento de Majo, al entrar tuvo la sensación de que ella aparecería en cualquier momento y lo recibiría con un gran beso…oyó un susurro, lo buscó, provenía del equipo de música, era la alarma de este, que rutinariamente se accionaba a la hora programada, pensó en desconectarlo pero instintivamente o por curiosidad subió el volumen, entonces Serrat le contó la agonía del Curro El Palmo:

Ay, mi amor,
sin ti no entiendo el despertar.
Ay, mi amor,
sin ti mi cama es ancha.
Ay, mi amor
que me desvela la verdad...
Entre tú y yo, la soledad
y un manojillo de escarcha.

Majo le había dejado un último beso.

Claudio Gabriel Visoná Dalla Pozza.

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