¿Me daría igual ella que cualquiera?...
¿Por qué la necesidad es siempre nocturna?…¿necesidad de qué? ¿Sexo? No…
Me produce goce y luego siempre surge ese asco, esa satisfacción vacía.
¿Entonces qué…el aroma de lo prohibido?
¿Pero porqué de noche?
¿Será ella?
¿Seré yo?
¿Seré o seremos criaturas que mutan con la penumbra?
Casi podría asegurar que la razón culpable, se esconde tras la noche.
Si bien a Cristo, el demonio lo tienta en el desierto y el desierto fue razón primaria de tentación por serlo únicamente, la mía es la ciudad…
La ciudad desierta se alimenta de nuestras miserias, la ciudad desierta en penumbra nos muta, o mejor dicho nos da el libre albedrío de que seamos. Mientras somos nos miramos en el espejo de doble imagen la cual nos refleja como retorcidos antes y después de la mutación y nos retuerce de tal forma que las imágenes parecen tomar la forma de una cinta de Moebius. Vemos alegrías, promesas, conciencia, asco y error.
¡Si! La razón culpable es el desierto en la ciudad de mi yo.
Claudio Gabriel Visoná Dalla Pozza.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario